Te vas.
Te vas con tus promesas sin cumplir, con tu boca sin abrir,
con tus alas cubriendo sobre mi cuerpo el peso del engaño y el dolor.
Dejas mis alas extendidas, les diste la libertad de volar
tan alto como se permite para después dejarlas incendiadas y consumidas por el
engaño.
Minimizaste el valor de mi presencia y juraste con tu boca
ser la única luz que ilumina tus noches. Pero hay dos soles que calientan los
sentimientos más profundos de tu alma. Un Sol que alumbra tu camino por la
mañana y otro más que lo hace por las noches, pero yo siendo la luz que ilumina
tus noches más reciente pero más intensamente has querido apagar poco a poco su
intensidad porque la luz de la mañana tiene más tiempo alumbrando tu camino y
no quieres soltarla por miedo a quedarte a ciegas, tal vez por deslumbrarte de
la intensidad que emana tu segunda estrella.
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