05 de diciembre de 2016
«¿Crees en la astrología?», me han llegado a hacer esta pregunta. En
los últimos años de mi vida la astrología ha estado más presente de lo que
quisiera, más incluso que la astronomía, mi verdadera afición.
¿Por qué la astrología ha estado más presente últimamente? Es
conveniente primero aclarar que de manera general la astrología es para mí una…
bueno, no podría decir que es propiamente una ciencia, ni siquiera junto al
prefijo pseudo-ciencia es posible concebirlo, pero “algo” inexacto sí es. A mi
parecer es un concepto muy ambiguo que incluye muchos factores para que en su
contra este no deba tomarse en cuenta, donde uno de los principales es la
posición de los planetas y estrellas (sobre todo estas últimas) respecto al
plano en el que supuestamente nacimos, algo que los astrólogos llaman “nacer
bajo la influencia de…”; científicamente hablando es muy impropio asegurar que
la constelación de Virgo se halle en las mismas coordenadas que hace décadas,
cientos o no digamos miles de años, suponiendo que el movimiento estelar es a
nuestra percepción sumamente lento, es prácticamente imposible notar una
diferencia en cuanto a la posición de los planetas y estrellas entre nuestra
época y en la que Galileo o Aristóteles (por dar un par de ejemplos
cronológicos) vivieron, pero que efectivamente sí la hay. Es por la misma razón
por la que los cumpleaños (o más específicamente, los míos) no los tomo con
demasiada seriedad porque a pesar de existir los años bisiestos para reparar el
desfase temporal en el que un año se completa al transcurrir 365 días, 6 horas
y 9 minutos para el año sideral o 365 días 5 horas y 48 minutos para el año tropical, un error temporal sí hay. Así que: ¿por qué celebrar mi
cumpleaños si mi hora de nacimiento tiene un desfase con el paso de los años,
lustros y décadas? Sí, mi argumento puede que tenga un tinte de amargura y lo
use como excusa para no festejarme, pero la exactitud es uno de los defectos
con los que mi mente tiene que lidiar y en otros términos: no, no me gusta
celebrar mi cumpleaños, simplemente así. Ahora bien, utilizando este criterio
para los cumpleaños es igualmente aplicable el concepto de las constelaciones.
Bien, virgo no ha tenido gran desplazamiento respecto a varios miles de años
por lo que mi argumento podría considerarse meramente exagerado pero fuera de
eso, científicamente hablando, un planeta o estrella no tendría por qué influir
en la manera de ser, la personalidad o forma de actuar de una persona. Esto ya
hace que se convierta en un debate de creencias, la base de la astrología, pero
como la ciencia necesita de una base sólida y concisa, fuentes y argumentos
válidos (algo que la astronomía es), deja fuera de lugar a la astrología como
algo en lo que yo, allá los demás, deba creer.
Por otro lado, es realmente curioso cómo con el paso del tiempo y con la
profundidad y madurez con la que he sobre llevado las relaciones en mi vida, he
notado ciertos patrones (que no siempre se cumplen) en personas respecto al
signo que pertenecen según su nacimiento. Me crea confusión ya que curiosamente
yo como virgo comparto la personalidad introvertida, la preferencia por
comunicarme a través del medio escrito que del verbal (ejemplo claro del porqué
escribo estos textos) y ciertas manías por actividades específicas, pero eso no
significa que estas mismas características que esta personalidad la comparta
con alguien del signo Capricornio, por ejemplo, he ahí el factor de lo ambiguo
e inexacto. Cabe resaltar que debido al desfase del tiempo a través de los
años, mi signo que comienza con el día de mi nacimiento hace que plantee la
posibilidad de estar realmente dentro del signo leo (en el caso del desfase tropical) o bien, libra (en el caso del desfase sideral), lo que
lo hace más confuso aún. Pero dejando de lado este hecho es muy curioso y
sumamente incompresible por mi mente (hace que me duela la cabeza y no llegue
nunca a una lógica conclusión) que mi personalidad tenga ciertas
compatibilidades con las personalidades de otras personas con su
correspondientes signos. Diré casos muy puntuales y específicos para no ahondar
en todo un análisis –incluso genealógico- en el que determine con quién soy y
con quién no (en base a las creencias) soy compatible: Miguel, tauro, según la
creencia virgo y tauro, ambos elementos tierra, son altamente compatibles.
Gustavo, leo, que según la creencia virgo y leo, elementos tierra y fuego
respectivamente, son altamente incompatibles. Rulo, géminis, que según la
creencia virgo y géminis, uno elemento tierra y otro elemento aire, son
altamente compatibles. Estos ejemplos me dejan en una mera confusión cuando
pienso al respecto ya que, Miguel y Rulo cumplen con muchas de mis expectativas
en una relación: son más mente que cuerpo, nos complementamos intelectualmente
y con ellos no hay tanta necesidad de una dependencia (co.dependencia diría
Harmodio) física. Con Gustavo no fue así, la atracción física de él hacia mí
fue lo que impulsó la apertura a una relación, aunque había mucho intercambio
social e intelectual no era del nivel al que estaba acostumbrado con Miguel. De
cierta forma, las compatibilidades zodiacales a las que fui sometido (en este
caso hablando de Miguel y Gustavo) de alguna manera se cumplieron, la
incompatibilidad con leo y la compatibilidad con tauro (aunque fueran las
circunstancias las que hicieran partícipes el distanciamiento) fueron efectivas
y sin embargo, no logro concebirlo del todo al tener a la astrología como algo
completamente inexacto y a lo cual no debo darle mente. No me gusta pensar en
ello al conocer a alguien pero debido a la experiencia a la que me he
enfrentado, inconscientemente he prejuzgado que, por ejemplo, sé que me voy a
llevar mal de por medio con un escorpión o un leo, pero bien con un géminis o
un tauro.
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