domingo, 22 de enero de 2017

22 de enero de 2017

El misterioso caso de Styles y un día encerrado en casa
Este domingo resultó como ningún otro. Realmente no hice nada, pero ciertamente hice mucho. El día de ayer resultó provechoso, anduve con dos compañeros de trabajo en la Feria de León y mucha falta me hacía una salida como tal; yo tenía pila para andar toda la madrugada fuera, pero una de mis compañeras, que ya es propiamente una amiga, sufrió los rezagos de una dura semana laboral. Regresamos temprano a la ciudad y desde entonces todo pintaba que el domingo sería enteramente un día de descanso.
Para comenzar, como mi metabolismo siempre me impide lo contrario, desperté relativamente temprano, a las nueve de la mañana, aun así, no quería levantarme por lo que me permití descansar en cama una hora más. Mientras esto sucedía pensaba lo bueno que sería hacer hot cakes para desayunar, como no tenía algunos de los ingredientes (mismos que me he negado a comprar últimamente por problemas técnicos que tenemos por no contar temporalmente con refrigerador) me dirigí a la tienda de la colonia y posteriormente cociné y disfruté de un delicioso desayuno dominical. Después de ello subí a mi habitación y tras continuar la lectura un poco (ya casi estaba por terminarla) me dispuse a jugar un rato. He avanzado mucho últimamente en la trilogía para Nintedo Wii de Metroid Prime, la cual siempre llamó mi atención y el día de hoy de dediqué a casi terminar el segundo título; a pesar de gustarme el hecho de pasar un tiempo jugando, al par de horas ya me resulta tedioso seguir jugando, esto a que ya no me considero una persona sedentaria, como sea, trato de dedicarle tiempo a esta pasión por el juego. Después de ello, la hora de la comida llegó y como no tenía nada para preparar y tampoco ganas por cocinar, decidí ordenar una pizza que me servirá para llevar mañana en la hora de la comida. Mientras esperaba y mientras comía me dediqué a buscar en Netflix una película para disfrutar; no estaba realmente interesado por ningún título, pero traté de evitar comenzar a ver una serie ya que por el momento estoy enfrascado con Los caballeros del zodiaco y me he esforzado por apurarme en terminarla; al final opté por una película dentro de mi catálogo LGBT, a simple vista pintaba ser una película con poco que aportarme, una historia ridícula que pretendía ser comedia, pero como no me decidí por nada mejor le di una oportunidad; debo decir que la película no fue buena, pero tampoco tan mala, sí fue ridícula pero de todas maneras logró engancharme, terminé de comer y terminé de ver la película (no sin antes haber tenido un ligero accidente con mi cerveza derramada en la cama) y posteriormente me dediqué a terminar mi tercer libro del año, razón por la cual decidí escribir la nota del día de hoy. El misterioso caso de Styles en general es un buen título a mi gusto, pero lo calificaría así meramente por ser el primer título dentro de la cronología policiaca de la autora Agatha Christie. Debo confesar que aún no he logrado acostumbrar mi mente para sumergirme enteramente en el caso a resolver y ser “de ayuda” al detective Poirot en su meta por descubrir al asesino, por lo que fue complicado y confuso dar con el real asesino de este título. El caso no fue cautivador como el Tren Azul o La guía de ferrocarriles, realmente no logré congeniar con los personajes y no sentí compasión por la muerte del personaje asesinado, pero conociendo títulos cronológicamente posteriores de la autora y sabiendo que este es el primero de muchos juzgué esto un buen comienzo que con el tiempo la autora evolucionará. Algo curioso me sucedió con este título y espero sea debido al mismo hecho de ser el primero, pero en cierto punto de la narración, cuando el clímax de la revelación del asesino se acercaba, sentí lo que en varias notas biográficas me ha tocado leer acerca de la autora al hablar de su personaje más emblemático: una aversión hacia Poirot; sería su arrogancia, su falta de modestia que exclusivamente en este libro fue demasiado evidente (no recuerdo haber leído a un Poirot tan ególatra en los libros anteriormente mencionados) o su quisquillosa manera de hablar y ocultar información que confunde un poco al lector, o al menos a mí. Es cierto, y lo menciono porque encontré este hecho en más de un sitio de internet, Christie en algún punto de su carrera sintió una aversión hacia su personaje más característico que algunos lo comparaban con la aversión de Ian Flemming hacia su James Bond, seguramente fue en la época en que decidió matar a su personaje, pero debido a la alta demanda del público de seguir leyendo acerca del personaje, la autora tuvo que complacerlos y darle más Hércules Poirot por unos años más (este hecho llama mucho mi atención, me pregunto cómo debió ser esta presión social del público por querer leer más del personaje y cómo era transmitida a la autora). Me vi renuente a darle tres estrellas de calificación por ser el primer libro de Christie, por lo que le di cuatro esperando encontrar una evolución más significativa en el siguiente título, Asesinato en el campo de golf.
Algo un tanto ajeno a la trama del libro o al hecho de ser el primero, al terminarlo, como al término de cada título esto sucede, me encontré con un breve biografía de la autora, en la cual me bastó leer la segunda línea para terminar de cautivar mi día: resultó que comencé a leer el libro hace once días, el doce de enero, fecha que en la biografía indicaba fue la muerte de la autora, cuarenta y un años atrás. Algún día dedicaré una nota especial para este tipo de coincidencias que me regala la vida porque con personas especiales me han sucedido momentos maravillosos que tienen mucho que ver con esto, las coincidencias: leer un mismo libro al mismo tiempo, que dos personas me dediquen la misma canción, repentinamente comenzar a hablar al mismo tiempo y sobre un mismo tema. Esa clase de cosas me encantan y les doy mucho valor, porque no son actos planeados, simplemente suceden y tenerlos en cuenta me hacen valorar al acto y a la persona. Como sea, este no es momento para ahondar en el asunto, cuando sienta la inspiración necesaria hablaré de ello y espero pueda transmitir el sentimiento a quien lea el artículo.

En conclusión, a pesar de resultar un día al cual no estoy acostumbrado por el hecho de estar encerrado en casa casi todo el día, en realidad fue muy productivo porque incluso me dio tiempo de escribir una nota cuando no suelo hacerlo en domingo. El día de hoy hice casi todo lo que me gusta, sólo me faltaron dos pasiones: viajar y mi persona especial.

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