El misterioso caso de Styles y un día encerrado en casa
Este domingo resultó como ningún
otro. Realmente no hice nada, pero ciertamente hice mucho. El día de ayer
resultó provechoso, anduve con dos compañeros de trabajo en la Feria de León y
mucha falta me hacía una salida como tal; yo tenía pila para andar toda la
madrugada fuera, pero una de mis compañeras, que ya es propiamente una amiga,
sufrió los rezagos de una dura semana laboral. Regresamos temprano a la ciudad
y desde entonces todo pintaba que el domingo sería enteramente un día de
descanso.
Para comenzar, como mi metabolismo
siempre me impide lo contrario, desperté relativamente temprano, a las nueve de
la mañana, aun así, no quería levantarme por lo que me permití descansar en
cama una hora más. Mientras esto sucedía pensaba lo bueno que sería hacer hot cakes para desayunar, como no tenía
algunos de los ingredientes (mismos que me he negado a comprar últimamente por problemas
técnicos que tenemos por no contar temporalmente con refrigerador) me dirigí a
la tienda de la colonia y posteriormente cociné y disfruté de un delicioso
desayuno dominical. Después de ello subí a mi habitación y tras continuar la
lectura un poco (ya casi estaba por terminarla) me dispuse a jugar un rato. He
avanzado mucho últimamente en la trilogía para Nintedo Wii de Metroid Prime, la
cual siempre llamó mi atención y el día de hoy de dediqué a casi terminar el segundo título; a pesar
de gustarme el hecho de pasar un tiempo jugando, al par de horas ya me resulta
tedioso seguir jugando, esto a que ya no me considero una persona sedentaria,
como sea, trato de dedicarle tiempo a esta pasión por el juego. Después de
ello, la hora de la comida llegó y como no tenía nada para preparar y tampoco
ganas por cocinar, decidí ordenar una pizza que me servirá para llevar mañana
en la hora de la comida. Mientras esperaba y mientras comía me dediqué a buscar
en Netflix una película para disfrutar; no estaba realmente interesado por
ningún título, pero traté de evitar comenzar a ver una serie ya que por el
momento estoy enfrascado con Los
caballeros del zodiaco y me he esforzado por apurarme en terminarla; al
final opté por una película dentro de mi catálogo LGBT, a simple vista pintaba
ser una película con poco que aportarme, una historia ridícula que pretendía
ser comedia, pero como no me decidí por nada mejor le di una oportunidad; debo
decir que la película no fue buena, pero tampoco tan mala, sí fue ridícula pero
de todas maneras logró engancharme, terminé de comer y terminé de ver la
película (no sin antes haber tenido un ligero accidente con mi cerveza
derramada en la cama) y posteriormente me dediqué a terminar mi tercer libro del
año, razón por la cual decidí escribir la nota del día de hoy. El misterioso caso de Styles en general
es un buen título a mi gusto, pero lo calificaría así meramente por ser el
primer título dentro de la cronología policiaca de la autora Agatha Christie.
Debo confesar que aún no he logrado acostumbrar mi mente para sumergirme
enteramente en el caso a resolver y ser “de ayuda” al detective Poirot en su
meta por descubrir al asesino, por lo que fue complicado y confuso dar con el
real asesino de este título. El caso no fue cautivador como el Tren Azul o La
guía de ferrocarriles, realmente no logré congeniar con los personajes y no
sentí compasión por la muerte del personaje asesinado, pero conociendo títulos
cronológicamente posteriores de la autora y sabiendo que este es el primero de
muchos juzgué esto un buen comienzo que con el tiempo la autora evolucionará.
Algo curioso me sucedió con este título y espero sea debido al mismo hecho de
ser el primero, pero en cierto punto de la narración, cuando el clímax de la
revelación del asesino se acercaba, sentí lo que en varias notas biográficas me
ha tocado leer acerca de la autora al hablar de su personaje más emblemático: una
aversión hacia Poirot; sería su arrogancia, su falta de modestia que
exclusivamente en este libro fue demasiado evidente (no recuerdo haber leído a
un Poirot tan ególatra en los libros anteriormente mencionados) o su
quisquillosa manera de hablar y ocultar información que confunde un poco al
lector, o al menos a mí. Es cierto, y lo menciono porque encontré este hecho en
más de un sitio de internet, Christie en algún punto de su carrera sintió una
aversión hacia su personaje más característico que algunos lo comparaban con la
aversión de Ian Flemming hacia su James
Bond, seguramente fue en la época en que decidió matar a su personaje, pero
debido a la alta demanda del público de seguir leyendo acerca del personaje, la
autora tuvo que complacerlos y darle más Hércules
Poirot por unos años más (este hecho llama mucho mi atención, me pregunto
cómo debió ser esta presión social del público por querer leer más del
personaje y cómo era transmitida a la autora). Me vi renuente a darle tres
estrellas de calificación por ser el primer libro de Christie, por lo que le di
cuatro esperando encontrar una evolución más significativa en el siguiente
título, Asesinato en el campo de golf.
Algo un tanto ajeno a la trama
del libro o al hecho de ser el primero, al terminarlo, como al término de cada
título esto sucede, me encontré con un breve biografía de la autora, en la cual
me bastó leer la segunda línea para terminar de cautivar mi día: resultó que
comencé a leer el libro hace once días, el doce de enero, fecha que en la
biografía indicaba fue la muerte de la autora, cuarenta y un años atrás. Algún
día dedicaré una nota especial para este tipo de coincidencias que me regala la
vida porque con personas especiales me han sucedido momentos maravillosos que
tienen mucho que ver con esto, las coincidencias: leer un mismo libro al mismo
tiempo, que dos personas me dediquen la misma canción, repentinamente comenzar
a hablar al mismo tiempo y sobre un mismo tema. Esa clase de cosas me encantan
y les doy mucho valor, porque no son actos planeados, simplemente suceden y
tenerlos en cuenta me hacen valorar al acto y a la persona. Como sea, este no
es momento para ahondar en el asunto, cuando sienta la inspiración necesaria
hablaré de ello y espero pueda transmitir el sentimiento a quien lea el
artículo.
En conclusión, a pesar de resultar
un día al cual no estoy acostumbrado por el hecho de estar encerrado en casa
casi todo el día, en realidad fue muy productivo porque incluso me dio tiempo de
escribir una nota cuando no suelo hacerlo en domingo. El día de hoy hice casi
todo lo que me gusta, sólo me faltaron dos pasiones: viajar y mi persona especial.
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