miércoles, 11 de enero de 2017

11 de enero de 2017

11 de enero de 2017

Yo estoy enamorado del Miguel de antes y sobre todo del Miguel que en mi mente creé, ahorita no sé qué sentir respecto a la persona con la que estoy tratando. No puedo juzgarlo y me da miedo hacerlo porque parte del Miguel que conocí negaba toda acusación y no aceptaba una ofensiva directa al menos de parte mía. No juzgarlo debidamente me deja muy confuso a mí porque no sé con qué verdaderas intenciones o qué naturaleza tiene ignorarme continuamente. No me estoy defendiendo, pero con juzgar no me refiero específicamente etiquetarlo o señalarlo, como Miguel peyorativamente lo toma; en el pasado lo he hecho, lo he juzgado y prejuzgado, pero todo debido al turbulento pasado que tuvimos y del cual es responsable. Yo lo juzgué pero con justificada razón. Ahora intento juzgarlo pero con ello me refiero a saber con qué fin me trata de la manera como lo hace; con ello tampoco quiero decir que me maltrate o haga un daño psicológico directo en mí, realmente el del problema soy yo en este caso y es debido a querer ser correspondido de una manera que anteriormente era o en algún momento ilusioné que fuera. Ese realmente es mi problema actual, el que he arrastrado desde hace años ya con Miguel, lo he idealizado, y tal vez demasiado, al punto de crear un fantasma de él en mí el cual es exactamente a la imagen y semejanza de esa persona que quiero que sea él. Sigo esperanzado que Miguel me corresponda de la manera que yo quiero para tener conciencia que de cierta forma lo tengo controlado y que sé que me atiende, ese es mi sentimiento actual. Constantemente, día a día, ilusiono al Miguel que me da los buenos días, que se preocupa de mí como lo hago yo con él cuando tengo el más leve síntoma de enfermedad, que me pregunte si ya tomé la medicina, si hace bonito día, que se interese realmente por lo que hago durante el día y no lo haga por mero compromiso como intuyo que hace. Me desespero porque quiero entenderlo, quiero que me diga claramente “ya no te quiero” y con eso me bastará porque aunque me duela en toda el alma es algo seguro con lo que ya sé que cuento, al decirle “buenas tardes” ya sé que lo hago porque quiero pero sin guardar ninguna esperanza que algún día me quiera, porque definitivamente la perderé, algo dentro de mí se va a romper y muy seguramente, si actualmente vivo con una depresión emocional esta se intensificará; pero si algo he vivido y experimentado ya es que sé siempre seguir adelante, me destrozaré por dentro y por fuera para renacer y volver a vivir, mis propósitos tal vez con mayor razón los llegue a realizar porque nada más que con ello me quedaré en la vida para seguir luchando. Todo es suposición, pero debido a que me conozco muy bien, sé que tiendo a estas acciones. Lo que es cierto es que actualmente vivo internamente una batalla interna, me pregunto constantemente si realmente estará tan ocupado como para no ver siquiera un mensaje mío por horas, por qué no le gusta ya debatir temas conmigo y a veces fríamente me da la razón o zanja el tema para ya no hablar más al respecto, continuamente me pregunto si con Francisco (sí, aún me pesa) es así como conmigo, cómo es realmente la relación que lleva con Tzen. Últimamente me he hecho a la idea que ya no hay futuro con nosotros y es muy probable que decida continuar con Tzen, en ciertos aspectos puede que él y Francisco sean parecidos, su más perceptible semejanza pienso que es su madurez, Francisco lo es y lo sé, en ciertos aspectos Miguel le quiere por este aspecto y aunque de Tzen no lo sé, lo percibo, siento que es una persona muy centrada y madura a pesar de ser todavía menor que yo, si a ello le sumo lo atractivo, que obviamente es un punto fuerte para los estándares de Miguel, que es asiático, habilidoso en la cama y además tiene un gran futuro por delante, quedo en un nivel muy obsoleto. Esto es bueno y malo. Ya revelé lo malo, me destruiré por dentro, me quebraré y tal vez caiga muy hondo. Lo bueno también, la destrucción me llevará a renacer, a pesar de quebrarme terminaré siendo alguien nuevo, relativamente, quizá permanezca siendo el mismo psicológicamente, pero seguramente terminaré con nuevos propósitos en la vida, un nuevo enfoque. En ciertos aspectos Gustavo y yo somos parecidos, somos impacientes, inmaduros quizá, pero nuestros sentimientos son sinceros, los sentimientos de Gustavo para conmigo son o fueron reales, sinceros y honestos, no había más que blanco o negro; mis sentimientos para con Miguel así son, no hay malas intenciones y realmente no gano nada con tenerlo a mi lado más que la oportunidad de brindarle todo el amor que por casi dos años he estado reteniendo. No hay manera directa de pedirle que me sea sincero, si mi teoría es correcta, me aborrece o le aborrecen estos temas que precisamente saco yo a relucir, es hablar del pasado con una persona que está en constante fijación por el futuro o bien, viviendo el presente, pero él por su cuenta no aclarará mis dudas porque así es él, dejar las puertas abiertas es su forma de ser, que yo me alejara de él lo eximió de cualquier culpa o responsabilidad, diferente fue cuando él fue responsable de todo el daño que ocasionó, en esa época él sí se preocupaba mucho y se acercaba a aquél a quien yo esperaba que fuera, pero en ese entonces tenía la guardia arriba porque podía llegar a atacar de nuevo, hoy, como no tiene la conciencia cargada poco le interesa realmente de mi vida, no hay culpa que lo obligue a preocuparse por mi. A veces me dan ganas de cortar nuevamente comunicación, pero mantendré mi palabra el tiempo que sea necesario, espero antes se revelen las cosas, porque yo di mi palabra de ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario