06 de enero de 2017
Estamos expuestos a diferentes
cambios en nuestra vida, la evolución es una constante inminente a la que nos exponemos en las
diferentes etapas que vivimos, lo esencial es adaptarse a las situaciones que
el destino nos impone y a las decisiones que tomamos para llevar a cabo el
cambio. La gente crece, evoluciona, cambia. Soy una persona que es muy renuente
y a la vez con la constante necesidad del cambio para considerar que mi vida no
es aburrida. A pesar de ser una persona que le va muy bien la rutina y sabe
vivir de ella, al poco tiempo la ambición me corroe, el aburrimiento me
fastidia y hacer siempre lo mismo muchas veces me crea mucho conflicto. En los
aspectos sencillos de la vida es fácil aplicar el cambio: como cambiar de ruta
de camino para evitar pasar siempre por el mismo lugar y así conocer nuevas zonas
y variar la vista, cocinar para tener una cena diferente, pensar en conocer una
nueva cultura, lugar para visitar o idioma y exclusivamente no hacer lo mismo
que el día anterior. Son cambios pequeños en los que me resisto constantemente
a vivir a base de nuevas experiencias y no entrar en la monotonía. Pero al
cambio radical es donde encuentro un problema serio. Principalmente me sucede
mucho ideológicamente, mi forma de pensar no es la misma que hace dos años por
ejemplo, sin embargo un cambio radical en mi forma de ser no lo he tenido y
creo que es muy complicado que esencialmente una persona cambie. Por más
sucesos impactantes en la vida de una persona es muy difícil o muy raro que una
persona cambie mucho psicológicamente. Este es un tema fuera de lo que quiero
expresar. En medio de ambos extremos encuentro los cambios radicales de la
forma de vida conservando aún la misma ideología o esencia personal y
psicológica. En este aspecto considero que no soy la misma persona que lo fui
hace tiempo, he sido siempre una persona más mental y espiritual, tratando de
no ligar o no enfocar m vida a la vida material. Esto con el paso del tiempo lo
he ido potencializando, me he vuelto una persona mucho más mental y menos
materialista. Actualmente me encuentro en una etapa muy inestable en mi vida
tanto emocionalmente como moralmente debido a que no sé específicamente qué es
lo que quiero, o dicho (confusamente) de otro modo: sé exactamente lo que
quiero y hacia dónde quiero enfocar mi vida pero las ataduras sociales, el no
saber cómo empezar y, en cierto grado, la evaluación de lo que considero podría
llegar a perder si dejo atrás mi actual modo de vida. He aquí el problema: mi
vida, desde dos años atrás, la he enfocado a conocer el país y mi meta es
cruzar las fronteras invisibles que dividen estas extensiones territoriales con
el único propósito de vivir experiencias, conocer culturas, idiomas, aprender
del distinto modo de vida de cada lugar que visito y adquirirlo como
conocimiento y me sirva para constantemente ir evolucionando intelectualmente,
todo esto fuera de una vida material y con las constantes ataduras sociales que
existen alrededor del mundo, refiriéndome principalmente a que soy gay y aquí
pueden existir las primeras barreras, las cuales hasta el momento no me he
encontrado para seguir progresando. Hace poco me di cuenta de una cosa: ya no
me gusta la idea de trabajar para alguien, específicamente hablando de una
empresa; varias veces desde hace un tiempo me he quedado absorto en mis
pensamientos, en el silencio de una oficina con el único sonido de varias
computadoras operando, todos ensimismados en sus respectivas áreas, moviendo
papeles, imprimiendo documentos, sacando copias, hablando por teléfono para
solicitar una cotización, discutiendo un plan de trabajo, ¿y todo para qué?, o,
mejor sea dicho, ¿y todo para quién? Estamos trabajando para que una empresa
siga operando, que siga produciendo dinero para beneficiar a unos pocos
mientras la mayoría somos explotados (en mi área esto es muy común) retirando
de nosotros algo tan valioso como el tiempo mientras somos recompensados con
bienes materiales que difícilmente (con sus obvias excepciones) nos darán la
satisfacción y el placer de decir que “vivimos bien”, cuando los años hayan
pasado. Esto es independiente de cada persona, en mi caso, esto sucede, valoro
tanto mi tiempo que siento que no es lo suficientemente recompensado para decir
que está muy bien invertido y dudo mucho que alguna cantidad exorbitante pueda
cambiar este concepto. Después de leer historias como Momo, me di cuenta de
estas cosas y de esta perspectiva de la vida: estoy malgastando mi vida
trabajando para alguien, sin disfrutar realmente de lo que la vida nos regala
constantemente. Trabajos como el mío ahora los veo como algo sin sentido,
creados directamente del “progreso” industrial y tecnológico. Trabajos como la
agricultura, la artesanía y enfocados principalmente al trato directo con la
transformación benéfica con el entorno me tientan demasiado para enfocarme a
ellos. Esto implica dejar atrás enteramente mi vida material, lejos de toda
posesión y atadura social, olvidándome quizá de futuras comodidades como
hacerme de una casa (explícitamente un lugar que puedo llegar a llamar como
mío) o demás cosas materiales de ensueño como lo son una cocina a mi manera, mi
tan soñado puente de cristal como conexión de un vestíbulo a una sala (culpa
directa de mi vida como arquitecto), pero luego pienso más profundamente en
aquello para lo que vinimos a este mundo como seres de energía, parte de un cosmos
aún inexplicable, en el que poco importa de todo aquello con lo que te hagas en
la vida ya que somos seres temporales, que viven sólo durante una época
(nuestra vida misma como especie es así, durante todo el tiempo que el planeta
y la vida lleva en existencia, nuestro lugar ocupa apenas una fracción de ese
tiempo tornándolo casi miserable) y que nuestra tarea real es tratar de
aprender de todo ese cosmos y convivir con nuestro entorno lo más
sustentablemente posible para dar origen a más vida y continuar con ese ciclo.
Eso he pensado últimamente, que mi meta de vida la quiero enfocar no a trabajar
para alguien y para una causa inútil para el ciclo de vida del planeta (que de
hecho lo está perjudicando más), sino a realmente ser parte esencial de la naturaleza
y vivir de la mano con los demás seres de energía que pueblan la Tierra,
plantas, animales, personas; ahora que se nos dio el don de la vida,
aprovecharlo y evolucionarlo, vivir en el espacio temporal que se nos regaló
para estar en armonía con lo que se quedará una vez que nuestro tiempo pase.
Sin embargo, tengo miedo de dejar esa vida detrás, me da miedo que ahora
realmente mi vida será enteramente solitaria haciendo lo que, por otro lado, me
hará sentir realizado, intrapersonalmente.
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