lunes, 28 de noviembre de 2016

28 de noviembre de 2016

28 de noviembre de 2016
Sé que estoy siendo un poco exagerado nuevamente con la profundidad que le doy a mis pensamientos, por las vueltas que le doy a ciertas cosas, pero: ¿qué hago para atraer cierto tipo de público?
En mis dos años de experiencia en los temas del amor y las relaciones, mismos que llevo experimentando las avenencias y peripecias de la vida homosexual, me ha tocado tener cierta clase de atención de parte de un sector intelectual de la comunidad gay. Aunque no sé en qué sentido y potencia, es cierto que llamé la atención de Miguel, que ya con la revelación de mi orientación e interés hacia él esto comenzó a crecer la atracción. De Gustavo atraje igualmente mi personalidad, forma de vida y apariencia, mismo que se repitió con Abraham y Rulo ahora. En todos estos nombres (con cierta excepción de Abraham) causé una revolución de sentimientos y en los primeros casos un cambio en la forma de vida. ¿Pero por qué?, ¿por qué mi común existencia atrae a los hombres de esta manera? La falta de modestia es y será una constante en este texto pero mi simple vida parece ser un atractivo para algunas personas. La lectura es parte de ella, la escritura, la astronomía, un poco la gastronomía, otro tanto mi corta incursión en el ámbito de la locución por radio, la pasión por los viajes otra más. Viéndolo de forma general también son gustos o formas de vida muy simples y tal vez repetitivas habiendo 7,000’000,000 de personas en el planeta. Mi forma de pensar y de ver la vida es otra de esas características, pero ¿por qué tanto interés en mi persona?, no soy específicamente guapo o bien parecido, interesadamente no poseo muchos bienes y actualmente me encuentro tal vez en la parte más inestable de mi vida, característica normal en la mayoría de las personas de mi edad que no sabemos exactamente que será o qué queremos de nosotros para el futuro. Es común que este aspecto monetario no sea un relevante a la hora de interesarse en mí. Mi pregunta real tal vez no sea exclusivamente por qué se interesan en mí, ciertamente, si no por qué mi presencia (ya sea física o mental) puede llegar a ocasionar caos en la vida de las otras personas. El caos de por sí no es del todo malo, hay ciertos caos que provocan cambios radicales en la vida y ellos son para bien, para crecer. En Miguel provoqué un caos sentimental, fui la respuesta a la búsqueda que hacía para buscar su pareja ideal (estando con Francisco, claro), derrumbé el muro sentimental que había construido tras su primera y fallida relación-enamoramiento, mi caos en su vida provocó la salida de casa de su pareja de entonces, su reconsideración de quién quería que fuera su acompañante de vida (mientras se iba a Alemania) y una lección de la que aprendió no querer volver a involucrarse con más personas mientras se encontraba en una relación; fue un tanto sentimental como también moral mi caos en su vida, pero todo para bien. Para Gustavo fui otro caos, rápidamente se fue enamorando de mí como yo en su momento me fui enamorando de Miguel, ello provocó su inquietud por querer apurar las cosas y formar en un corto período una relación como también una vida juntos, separándonos de nuestros hogares para intentar formar en nuestro; mi caos en su vida fue de madurez, muchas de mis actitudes chocaban con su personalidad, queriéndome controlar o sabiendo más de mí de lo que debería, algo que yo aprendí con Miguel (sí, y lo sigo diciendo, para Gustavo fui lo que Miguel fue para mí, incluyendo lo sentimental y la madurez adquirida), él mismo aseguró tener una visión más clara de cómo quiere ahora una relación para él, que para ello debía tal vez no ser tan intenso. El caos más reciente es el de Rulo, sin siquiera conocernos y habiendo transcurrido una semana de platicar ocasionalmente ya había ocasionado en su vida una revolución sentimental, haciéndose las cuestiones si era yo, desde la distancia, una partida más fiable que lo que era su actual pareja (un poco mi historia con Miguel en repetición); nuevamente mi personalidad y forma de vida le hicieron crear a futuro escenarios imaginarios en los que estábamos juntos viviendo en unión, yo habitando en su misma ciudad, me confesó estar en su mente más del tiempo que debería, como un intruso, cuando debería estar enfocado en su (un poco deteriorada) relación.

Con ello concluyo un razonamiento: más que mi personalidad y forma de vida, que de por sí es atractiva para sus ojos y pensamientos, lo que yo atraigo es personas solitarias que estando o no en una relación les hace falta ese algo en sus vidas que compartidas con la mía piensan o ven que es un complemento perfecto. Yo de por sí soy una de esas personas solitarias buscando la compañía a la menor oportunidad, siendo que tengo ya mi ideal. Mi pensamiento es: ¿lo sigo esperando o lo busco en otras partes?

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