miércoles, 23 de noviembre de 2016

23 de noviembre de 2016

23 de noviembre de 2016
La tercera es la vencida.
¿Será?
Eso me dijo Rulo el día de hoy al platicarle brevemente de mis experiencias con el amor a distancia. Ha pasado poco más de una semana y pronto se ha interesado en mí. Esa sensación de extrañeza al interesarse alguien en mí ya me ha sucedido varias veces: cuando hablaba con chicos a través de redes sociales para ligar y que se interesaran en mí sobre todo por mi físico, esas ocasiones sabía yo muy bien por qué lo hacían y para qué me querían y he hecho esa dinámica primero por vivir la experiencia y como una vía para olvidarme de Miguel cuando me estaba comenzando a enamorar de él y pensé que sería imposible tener su amor como también por despecho, con el objetivo de recuperar algo de la autoestima que había perdido en la ocasión que Miguel me abandonó, que esos chicos me halagaran aunque no fuera por los motivos que yo quería me sorprendía tanto como me elevaba mi demolida autoestima; una muy diferente situación cuando he sentido esa extrañeza fue cuando comencé a conocer a Gustavo, él no quería sólo sexo, él estaba interesado realmente por lo que hacía y lo que era, lo sabía, y me hacía sentirme extraño porque no esperaba en ese entonces encontrar a alguien tan pronto después de la partida de Miguel al extranjero y lejos de mí. Es difícil explicar la sensación, tal vez se deba un poco a mi falta de confianza en mí mismo, pero es aún sorprendente que alguien se fije en mí por lo que hago y me gusta hacer, por cómo soy y por quien quiero ser. De alguna forma sé que soy diferente a los demás (aunque a final de cuentas todos seamos entidades diferentes y únicas), no estoy dentro de la persona promedio debido a mi carácter, habilidades y capacidades. Constantemente, aunque a veces despectivamente, la gente me lo hace notar y no muchas veces lo tomo en cuenta, pero tal vez, como lo dijo alguna vez Miguel, soy una persona muy especial de la cual más de uno se fijaría. Ahí está de nuevo Rulo: inocentemente (aunque no debería fingirlo) pretende ver algo en mí más allá de la amistad imaginando escenarios en los que él dice ser el adecuado para mí como yo para él. Además de extrañarme este hecho me sorprende de sobre manera el pensar que la vida da demasiadas vueltas, nos pone muchas pruebas y lecciones y depende de nosotros afrontarlas.

Hablamos del destino, también cree en él. Dentro de las muchas cosas que compartimos en opinión y en gusto tiene un pensamiento similar al mío en cuanto a este aspecto. Nuestro sendero puede estar ya trazado, y en ese camino hay personas que nos enseñaron y de las que aprendimos pero también habrá quienes nos esperan para aprender aún más. Miguel se atravesó en mi sendero como Gustavo también lo hizo. Tal vez ahora sea el turno de Rulo. Tal vez. Hay muchas posibilidades para ello, así como también dificultades. La principal refiere a la constante en mis anteriores relaciones: la distancia. Miguel se alejó de mí, se fue para cumplir sus sueños. De Gustavo me alejé yo, para cumplir una de mis metas. Con Rulo empecé mal, la distancia ya es un factor en la ecuación, y eso que aún no nos conocemos en persona (exacto, no me conoce aún y ya piensa en mí, como yo en él, como una posibilidad). Pero tal vez la fórmula funcione ahora de esta manera, con la ecuación al revés. Si con Miguel y Gustavo tuve un a+b=c donde a es la relación, b la distancia y c la ruptura, tal vez con b como primer factor, un a adherido puede resultar un d, que signifique una relación duradera. No lo sé, ya me estoy adelantando también en situaciones que no debería. Apenas vendrá el fin de semana y por fin lo conoceré, tras una semana y media de estar conversando con una persona como no lo hacía en meses con Gustavo. Miguel por el momento no es de gran ayuda, está siendo distante como lo ha sido desde que comenzamos a hablar de nuevo; pero en eso no me fijo demasiado ya, que continúe su vida mientras yo sigo con mis proyectos (el suyo como prioridad) y mi vida. Sí, estoy interesado, pero tal vez no debería. ¿Por qué aparece Rulo justo cuando me dispuse a amar incondicionalmente a Miguel a través de los escritos que estaba haciendo, a la distancia y desde las sombras? Son de esas cosas que el destino me ha puesto (y a todos) para afrontarlos. ¿Qué hago, me dejo llevar por el momento? Me arriesgo a lastimar a otra persona por intentar formar algo que tal vez no funcione debido a mi amor todavía incondicional hacia Miguel. Ya lo había dicho, nada podía distraerme de ello, pero la vida me manda a Rulo, y yo debo decidir si acepto entregarme a él como me entregué a Gustavo y después le fallé o sigo esperanzado al amor eterno que me imagino en Miguel y en mí.

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