viernes, 11 de noviembre de 2016

11 de noviembre de 2016

11 de noviembre de 2016

El día de hoy por la mañana pregunté sobre el consumo de gasolina del vehículo en el que iba, una van de pasajeros, pregunté si este gastaba mucho comparándolo con un vehículo anterior en el que nos transportábamos. Me respondieron que en el que nos movíamos era más económico el gasto de gasolina ya que el motor con el que trabajaba era de cuatro cilindros y el anterior de ocho. En mi vago conocimiento en el tema automovilístico puedo identificar que un motor de cuatro cilindros gasta menos gasolina que uno de ocho por ser más pequeño, pero hasta ahí llega mi conocimiento sobre ello. Me he preguntado cómo es que esto funciona así, que hace de un motor de cuatro cilindros trabajar de la misma manera que uno de ocho pero gastar menos potencia, a qué se debe que se llamen de esa manera, si sea algo conceptual o sea estrictamente literal. No ahondo en este tema y en estas cuestiones de ingeniería y mecánica porque no es algo en lo que me gustaría especializarme. Sé que sería bueno saber sobre el tema pero me idealizo sabiendo que no comprenderé muchos de los términos así como no comprendo del todo el sistema de funcionamiento general de un vehículo (me he preguntado muchas veces cómo es que un motor llega a mover unas inertes llantas haciendo desplazar el mueble a través de este trabajo, lo comparo esas mismas ocasiones con el movimiento motriz que realizamos nosotros al caminar donde el cerebro es como nuestro motor enviando órdenes a las extremidades para que podamos desplazarnos) y me termino por rendir ante esta curiosidad. Sinceramente todo el tema en sí de tener un vehículo no me atrae para nada por el momento. Muchas personas comentan que esto es una necesidad, otras que es un lujo. De donde vengo tal vez esto pueda considerarse una necesidad para muchos debido a los largos traslados de casa al trabajo y viceversa además de las congestiones en el tráfico que hacen todavía más lento el traslado. Es cierto, en una ruta urbana he llegado a hacer hasta tres horas de camino del trabajo a mi casa ya que es en la tarde cuando me encuentro con más movimiento de vehículos comparado con el traslado matutino. Pero no por eso considero ya que es una necesidad contar con mi vehículo propio para trasladarme; es cierto también que en los cortos fines de semana no laborales romper la rutina visitando pueblos o ciudades cercanos a mi hogar es un punto a favor a la hora de considerar tener mi vehículo propio. A mi parecer, eso empeoraría aún más el problema de tránsito vehicular en la ciudad ya que estaría agregando en lugar de retirar un vehículo más al largo catálogo de transporte que además siguen contaminando más y más la ciudad. Considero más bien que deben estarse buscando alternativas para la evasión de más problemas en el tráfico de una ciudad como en la que viví, en lugar de buscar las tasas más bajas de interés al momento de obtener un nuevo coche de agencia. Vengo de una ciudad en la que tener un vehículo además de considerarse una necesidad es casi un lujo ya que al obtener uno se ingresa dentro del estatus social de la clase media, media-alta. Contrario a lo que debería ser, tener un vehículo, aunque sea un modelo viejo o de categoría usada, inmediatamente le da un estatus al dueño del mismo, haciéndolo acreedor de cierto respeto de quienes no contamos con uno, le da cierta independencia y deja entrever externamente que esa persona cuenta con una economía medianamente (como mínimo) estable. Lo correcto, a mí parecer, para considerarnos una sociedad plenamente consciente sería etiquetar al automóvil personal como un medio de transporte secundario que solamente debería ser usado en situaciones de emergencia, o bien ocasionalmente para traslados muy largos que serían (reitero) eventuales, para esto el transporte urbano y la infraestructura sobre la cual se mueve deben tener la suficiente eficiencia para que esto suceda, desde contar con más y mejores unidades, más opciones de traslado incluyendo la ruta urbana, el metro, el tren ligero o los vehículos de múltiples pasajeros como lo serían una van o una combi; todo esto para llegar cómodos y a tiempo a nuestros sitios de destino. Además, siendo realmente conscientes para con el medio ambiente el uso del transporte personal sería considerado una alternativa de emergencia sabiendo de por medio que al utilizarlo estaríamos dañando nuestro amado planeta, provocando que la inestabilidad en el clima de la que ya somos partícipes continuaría incrementando en lugar de minimizar y que las emisiones de contaminación tardan demasiado en biodegradarse. La abolición del transporte personal como una prioridad (nuevamente, a mi consideración) nos dejaría ver como una sociedad de prosperidad no solo en este ámbito social si no ambiental, ya que al ser el transporte urbano una prioridad se evitarían las congestiones en el tráfico de las que muchos años fui testigo y pro igual manera veríamos mejor cuidadas las áreas verdes de nuestro entorno así como un cielo despejado sin notables nubosidades color café indicación de la evidente contaminación que existe en el aire que día a día respiramos; una sociedad sin el vehículo como prioridad sería para mí una sociedad desarrollada, limpia y ordenada, contrario a lo que sucede hoy en día. Así que: ¿para qué quiero un vehículo?, ¿para estar atorado en el tráfico de la ciudad por más de dos horas sin tener hacia dónde moverme?, ¿unirme al incesante mar de personas que accionan el claxon con la esperanza de que con ello los vehículos de enfrente se muevan más rápido? Creo que mientras la sociedad es más consciente prefiero seguir usando el transporte urbano aunque haga más de tres horas de camino hacia mi casa; en el trayecto, quizá, puedo continuar con la lectura de más libros de mi amplio catálogo de lectura pendiente.

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