13 de febrero de 2017
Todos queremos a alguien
El día de ayer, como parte de
esas cosas que el destino y la coincidencia pone en mi camino, acabé viendo una
película de la cual no tenía muchas expectativas pero terminó siendo entrañable
y con la que me identifiqué mucho, claro, todo dentro de mi pequeño universo.
El día de ayer fue de descanso, no fue una semana desgastante pero los descansos
en casa siempre son necesarios. Por la mañana comencé la tercera parte de la
trilogía de Metroid: Metroid Prime 3 –
Corruption, el cual ya había jugado anteriormente pero no terminé debido a
fallas en el disco. Después de poco más de una hora (suele ser mi límite frente
a la pantalla) dejé el juego e hice los labores del hogar que no había hecho en
más de tres semanas. Sólo me enfoqué en mi habitación, había muchas cosas que
no estaban en su lugar o estaban desordenadas, barrí, guardé ropa que el día anterior
había lavado, acomodé sábanas y quité polvo de todos lados. Al acabar tomé un
baño y me preparé para salir. Ya fuera anduve rancheando, andando por aquí y por allá en la ciudad, lugares que
no había conocido hasta entonces, meramente zonas y calles por las que no había
transitado, tomé algunas fotos de flores y fuentes dentro de algunas casas que
me parecieron preciosos. Después llegué a mi destino, la única plaza (decente)
de la ciudad era mi objetivo, ahí tenía planeado ir al cine y comer, esto último
podía ser mientras veía la película porque realmente no sabía qué estaban
exhibiendo y menos los horarios. Cincuenta
sombras de Grey, Lego Batman, El Aro, La la land no me llamaron la atención, después de analizarlo un
poco terminé por destacar Todos queremos
a alguien, que pintaba ser una comedia mexicana al estilo de Nosotros los nobles gracias a que tenía
en su portada a Karla Souza como protagonista, la Martha Higareda de nuestra
época. No estoy menospreciando para nada Nosotros
los nobles, la película me gustó y aunque no sea del todo mi agrado el
nuevo enfoque del cine mexicano debido a que se valen del extranjero (más
específicamente, Estados Unidos) para atraer espectadores, otros ejemplos: No se aceptan devoluciones, Me estás matando Susana, demás proyectos
de Karla Souza, entre otros. Mi primer pensamiento fue que sería otra
producción pseudo-hollywoodense pero
entretenida, no la destacaría en otras circunstancias y sólo no acudiría a
verla, pero comparándola con Cincuenta,
El aro o Lego, churros, secuelas y sobre todo, opciones absurdas terminé por
decidirme por Todos queremos a alguien.
Había leído reseñas de La la, pero la verdad no estaba con ánimos de verla.
Como sea, los horarios definirían cuál sería la función más próxima así que
todo no estaba decidido. Todo se ajustó para que terminara viendo Todos queremos, que había comenzado
cinco minutos antes, no tenía problemas con ello. Entré a la sala con la
función que ya había comenzado y rápidamente me di cuenta que no me había
equivocado, la película era una comedia y en esencia era un poco más de lo
mismo que ya se ha visto últimamente en el cine mexicano, pero también me di
cuenta que estaba viendo muchos temas que son muy familiares para mí. La
historia fue la siguiente: Clara, una doctora ginecóloga que reside en Los
Ángeles se prepara para la boda de sus padres (que al fin deciden casarse
después de cuarenta años de relación) invita a un residente del hospital,
Asher, para que la acompañe sin algún compromiso. En la boda se encuentra inesperadamente
con su ex novio Daniel, a quien no veía desde hacía diez años tras su fuga sin
aviso, razón por la cual la dejó marcada y difícilmente decide ella comenzar
una relación por los miedos y fantasmas que le dejó Daniel. Diez años tras su
ausencia ella lo ve y cuando cree que lo ha superado y ha madurado lo
suficiente para no seguir queriéndolo, esa misma noche se derrumba y llora
desconsoladamente. A raíz de ello pretende comenzar a utilizar a Asher como
escudo y no caer rendida a los pies de Daniel, pero a la vez que
inconscientemente empieza a encariñarse con Asher tampoco puede soltar del todo
a Daniel y comienza a tener serios conflictos emocionales porque aún le
carcomen los “porqués” tras la partida de Daniel y se pregunta si de verdad le
importa Asher como no quiere admitir. Contra todo pronóstico, la cinta se
sumergió en temas profundos sobre lo subjetivo que se convierte el amor para
diferentes personas y dejó recalcadas en mi mente (y me imagino que en la de
muchos que han vivido estas situaciones) muchas frases de las cuales destaco la
siguiente: “Algunas personas nunca se
van, pero dejan espacio para que entren otras”, frase que Asher le dice a
Clara tras saber su situación con Daniel. Creo que muchos salimos identificados
de alguna manera con la película, yo uno entre ellos, que vio la partida de
Daniel como una metáfora de la partida de Miguel y mi conflicto emocional al
seguir sintiendo por él. Creo que en gran parte de la película me vi en el
lugar de Clara, enfrentando el pasado y lidiando con sentimientos y recuerdos
de todo lo vivido y con la ligera esperanza en el fondo del corazón que las
cosas podrían repetirse o continuarse, pero por otro lado se encuentra la
oportunidad de comenzar de nuevo, dar vuelta a la página y hallar en otra
persona la posibilidad de cerrar viejos círculos y ser feliz. En el marco de la
festividad del amor y la amistad, veo la película y rememoro sentimientos
arraigados y tengo aún fresco en la mente una discusión reciente que tuve con
dos compañeros de trabajo, hablando específicamente del amor. Los tres teníamos
puntos de vista diferente acerca del significado del amor, pero ninguno de
nosotros estábamos equivocados, porque llegamos a la conclusión que el amor es
tan subjetivo que cada uno tiene su propio significado, cada persona lo vive de
diferente manera y para cada uno es nuestra verdad absoluta. Por eso creo que para
mí es muy complicado encontrar a alguien con quien se tenga esa compatibilidad
absoluta, porque si para mí una parte del amor es la monogamia, para la otra
persona puede hacérsele fácil cometer infidelidad y aun así considerar que me
ama incondicionalmente porque así son sus principios y su concepto del amor.
Mientras que para mí una forma de darle la importancia debida al amor es por
medio del matrimonio, para la otra persona puede que sea todo lo contrario. Y con
estos ejemplos no quiero decir que encontrar el amor verdadero signifique que yo encuentre lo que busque, porque para
la otra persona yo tendría algo que no le parezca y ahí deja de ser un amor
perfecto; algo que yo he aprendido y he vivido a través de la experiencia, algo
que es mi verdad absoluta y mi significado del amor es que todo ello se trata
de ceder. Con Miguel lo aprendí muy
bien y con Gustavo lo recalqué aún más, ceder es llegar a un equilibrio entre
las diferencias que hay de dos personas, diferencias psicológicas como ideológicas
y al final cuando se llegan a comunes acuerdos a través de las vivencias se
puede lograr armonía y estabilidad y para mí esa es una parte importante del
amor, porque a pesar de soñar con el amor perfecto, soy consciente que es muy
complicado encontrarlo y todo amor debe construirse y trabajarse, para mí no
hay amor a primera vista, el amor crece o decrece con el tiempo y son estos actos
de ceder los que logran el equilibrio y armonía, enamoran y hacen que el amor
crezca. Estoy consciente de cualquier posibilidad con cualquier persona, a
veces la indicada puede aparecer de pronto o siempre pudo haber estado a mi
lado y me conozco tan bien como para saber con quienes puedo lograr una chispa
mutua, con quienes abrirme en mente y corazón y con quienes ni siquiera intentarlo.
Para quienes me abro, aprendí que no hay garantías para nada, estar en una
relación y estar uno o ambos enamorados no implica que será para siempre,
porque nadie nos pertenecemos. Un día, sin previo aviso, uno de los dos puede
irse.
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